jueves, 19 de marzo de 2009

¡Lo que pasa PORNO verlo! Parte II.

Ya me hice madre mía, culto como tú querías. Ya no hojeo las revistas, que un día te turbaban. Las chicas de marzo, abril, y mayo ya lucen gordas y obsoletas. Ahora leo literatura, leo a Márquez, a Borges, a Wilde, y a Neruda. A veces me tropiezo con Fuentes y soy un lobo estepario como Hesse. Dejé de ir al cine y ahora me entretengo jugando la Rayuela. Sueño con Virginia Woolf, pero a veces me despierto con pesadillas creyendo que leo las segundas partes de la Poética de Aristóteles y el Ser y el Tiempo de Heidegger. Cuando educo me siento Gabriela Mistral o la Señora Godoy, como prefieras. Pesco en el Orinoco de Rómulo Gallegos, viajo al infierno de Dante, y peleo en las guerrillas con Gioconda Belli. Como verás, madrecita, ya te hago más contenta. Dejé mis antiguas andanzas y reinsertado en la vida, sin mácula, vengo pulcro ante ti. Bien peinado y sin arrugas, con perfume y cortas uñas. Sin embargo, madre bella, algo extraño ayer pasó. Tome un viejo libro que tu ídolo García Márquez escribió, después de leer estas líneas que cito, el hombre viejo apareció:

“enjugaba con pan mis primeras salsas de adolescente, me metía las cosas por allá antes de comérselas, me las daba a comer, me metía los cabos de espárragos para comérselos marinados con la salmuera de mis humores íntimos”.

Madre bella, no es mi culpa, te lo digo. Yo seguí tu ejemplo de leer al nobel sin cuestión. Yo leía y más leía y algo duro había en mi pantalón. Fue lo mismo que de antaño yo sentía en mis aposentos antes de que me sorprendieras con las páginas malditas de aquella onerosa impresión.

Pero de algo me ha servido seguir tu ejemplo. Aunque leer a Gabo me excita, en mí ha nacido un hervor social, por las putas olvidadas que algún día objetivase en las faenas oscuras de mi cuarto por las tardes. Ahora leo, pienso, vuelvo y leo y concluyo que no es puta la que se hace por el orgullo de dar culo, sino la que, hambrienta, se despliega por el centavo del montuno. Mira madrecita, lo que dice de ellas tu fantástico escritor, que toca mi alma en pena y descubre mi rubor:

“Pero yo encuentro que es demasiada vaina tanto plátano maduro en la cosiánfira y tanta malanga sancochada en el fundillo por los cuatro tísicos pesos que nos quedan después de descontarnos el impuesto de sanidad y la comisión del sargento, qué carajo, no es justo desperdiciar tanta comida por debajo si una no tiene ni qué comer por arriba.”

7 comentarios:

  1. Excelente combinación la que haces de tu propia reflexión con las citas de El otoño del Patriarca (un libro que me encanta, por cierto).
    Enhorabuena.

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  2. Es maravilloso, lo leés y querés seguir leyendo. Además como dice el Peregrino, la cita de Gabo es genial, escritor al cual yo venero. Me encantó tu post.

    BESOTES

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  3. Me ha gustado lo que leí. Cuantos nombres célebres ademas.
    Saludos

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  4. y cómo no sentirse un lobo estepario en estas épocas? o cómo no meterse en el río Ouse con piedras en los bolsillos o jugar a soñar una persona y así darle vida? Aunque sinceramente, también creo que en otro de los libros de Hesse está la clave para no sentirse tan fuera de lugar: Siddharta.

    Un abrazo, tu blog me gustó mucho.

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  5. Ser un lobo es casi una cuestión de fe en estos tiempos que corren. Gracias por visitarme y por leerme, amigo, pues eso me hizo conocerte y descubrirte. ¡Enhorabuena por el blog y por tus escritos! Un abrazo.

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  6. A la sombra de Alatriste he llegado hasta tu blog. Todo un placer leerte y magnifica reflexión.
    Un saludo,

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  7. Genial, es de agradable lectura y por cierto seguiré pendiente de este blog.

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