miércoles, 18 de marzo de 2009

De auditorías y otras incumbencias

Martillos y clavos, cincel y cemento, columnas y perforaciones, ¿qué otro lenguaje referente a las construcciones se me puede ocurrir que no haya alguna vez utilizado en el libidinoso mundo de mis metáforas erotizadas? ¿Qué concepto técnico de ingeniería podré usar para describir mejor el ángulo de un muro, la elevación de una casa o el perímetro de un edificio? Mi lenguaje es básico en ingeniería, mejor dicho, de construcción no se un soberano culo. El único culo que soberanamente conozco cuando hablo de construcciones es el mío, que por inercia, se siente atraído por la prole que labora en ellas. ¡Bendito clima de primavera! Que dispersa el frío con tiernos rayos de sol vueltos infierno al tiempo del cenit. Sol solecito que calienta un poquito... y vuelve loquito mi culito, hoy y mañana, y toda la semana. Bendito sol que calentó este miércoles e hizo la mano obrera despojarse de sus camisas y mostrar al mundo torsos sudorosos, anatomías forjadas, tapiz de vellos. Sol solecito que me hizo por un momento perito del arte de la arena y el cemento, que me hizo salir de mi madriguera para contemplar un olimpo paradisiaco como el Hudson de Whitman. Sol solecito que me hizo hacer preguntas sin sentido con aire de erudición: ¿es posible poner ese poste en este hueco?, ¿Cuántos martillazos son suficientes para que esta pared se venga abajo? Si abrimos esa puerta más, ¿cree usted que quepa mejor? En fin, esas criaturas de trigo se preguntarán qué me hace tan trivial y estúpido. Pero ninguno tuvo la suficiente educación para descifrar mi propia versión del lenguaje Morse (o morbe: de morboso). Creo que mis figuras fueron demasiado abstractas o ellos demasiado correctos para entender mi propuesta subliminal ¡Qué mierda! Al fin y al cabo esto del arte y el lenguaje es sólo la expresión de un autismo en el que apenas el que emite sabe lo que quiere decir. Pero no se preocupen señores de hierro, sigan no-entendiéndome, que yo seguiré visitando, y cuando diga cualquier trivialidad sólo yo sentiré el agite de mi alma trémula y alborotada.

(La foto de flickr.com. Construcción en Bogotá).

2 comentarios:

  1. Me fascinó tu post. Me gusta mucho como, desde una simple escena la transformás en una anécdota graciosa y analizada en forma hermosa desde tu intelecto. Qué tendrán estos trabajadores que despiertan nuestro morbo ( como verás me incluyo) y pone nuestra libido a full?. Con todo respeto te voy a sugerir algo, si querés que tu culo sea feliz por un momento, no vayas tangencialmente, andá directamente; da muy buenos resultados. Yo lo hice y me fué muy bien, jajaja!!

    UN BESO ENORME

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  2. Bravo Xavi. Me has hecho reír mucho. No cambias (y no se te ocurra cambiar tampoco. Así como eres me diviertes mucho).

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